Existen personas que se enfadan por cualquier cosa, en cambio hay otras, las resistentes, que solo lo hacen en determinadas ocasiones.
La ira es fundamentalmente la base del enfado, tiene como objetivo la defensa y el ataque pero muchas veces, en nuestra sociedad, se pone en marcha cuando no es necesario. En realidad, con esta reacción, el cerebro nos prepara para un gran esfuerzo encaminado a superar la dificultad que tenemos delante.
Esto quiere decir que se alimenta en exceso el estado de alerta situado en una zona cerebral llamada amígdala. Esta, favorece que reaccionemos violentamente por qué está preparada para afrontar una dificultad inminente.
A nuestros antepasados les servía para enfrentarse a los peligros de la vida salvaje. Este estado de alerta y ataque era muy conveniente para defenderse de los animales. Hoy en día nos defendemos de las situaciones que provocan en nosotros emociones negativas y así, a veces, reaccionamos violentamente, es decir, con ira, ante ocasiones que no requerirían un esfuerzo tan grande.
La ira es una emoción que provoca un incremento rápido del ritmo cardíaco, de la presión arterial y de los niveles de noradrenalina y adrenalina en sangre. No se acaba cuando se pone en marcha el enfado ,al contrario, la emoción negativa la hace más intensa.
Como controlar el enfado y la ira
Respirar: En el momento del conflicto hay que intentar pararse unos segundos y respirar pausadamente. Esto, cuando lo conseguimos, ayudar eficazmente a rebajar el estado de ansiedad.
Aceptar: Aceptar que me siento así, enfadada, porque las personas que inhiben el enfado suelen desarrollar ansiedad y tristeza. Es importante tratar de no acumular ira, en vez de ello estaría bien gestionar las dificultades y no dejar tampoco que un enfado estalle en ira.
Escuchar: Escuchar las palabras de quienes tratan de calmarnos. Distraernos y pensar en otras cosas quita fuerza a los pensamientos negativos que sustentan el enfado. A nivel neurológico, esto se hace utilizando las mismas redes neuronales que hemos usado enfadándonos.
Reflexionar: Reflexionar sobre las causas de nuestro enfado ¿Porque reacciono de esa forma ? ¿Está justificada la reacción? ¿Cuántas veces me ha pasado algo parecido ? ¿Lo puedo gestionar mejor?
Descanso: El cansancio es un factor de riesgo para los estallidos de cólera. Está demostrado que las personas cuando acumulan cansancio son más propensas a enfadarse.
Consultar a un Psicólogo Clínico: Si, pese a todo, no podemos gestionar adecuadamente nuestros enfados, deberíamos hacer Psicoterapia con un Psicólogo Clínico experto para aprender a controlar la ira y el enfado y poder manejar las emociones que nos llevan a los comportamientos excesivos a inadecuados.
Este método, además ser una técnica capaz de mejorar el vinculo con la madre o el padre ,...
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