
Se estima que 350 millones de personas padecen depresión en todo el mundo. En España la estimación es de aproximadamente 2,5 millones. Esto teniendo en cuenta que las estadísticas contabilizan los datos de únicamente las personas diagnosticadas. La cifra podría ser muy superior.
La OMS considera la depresión como la pandemia del siglo XXI y se prevé que para el 2020 la depresión sea la principal causa de discapacidad.
Distimia es un tipo de depresión Podríamos decir que la depresión se expresa de una forma más crónica, el estado de ánimo de una persona tiene habitualmente un tono más bajo de lo normal. Es un trastorno depresivo persistente y se diagnostica cuando su duración es de al menos dos años en adultos y a partir de un año en niños y adolescentes.
Los síntomas de la distimia y de la depresión se confunden muchas veces, la intensidad y la duración son claves para determinar de que tipo de trastorno se trata. En la distimia, los síntomas se mantienen en el tiempo de forma continuada mientras que en la depresión pueden darse por un tiempo limitado. Es importante el diagnóstico para llegar a un buen tratamiento.
No ocurre lo mismo con la distimia que con otros tipos de depresión en los que la persona no puede salir del estado de tristeza. Aquí, la persona puede reactivarse temporalmente cuando hay situaciones o estímulos que la motivan, como pueden ser hacer una actividad fuera de casa con amigos con los que se lleva bien, quedar para jugar a las cartas o a videojuegos, ir de compras…
Podríamos decir que en la distimia la depresión se hace crónica y la persona puede encontrarse continuamente con síntomas como pensamientos negativos, muy poca energía y una desgana general que persiste en el tiempo, lo cual deteriora poco a poco la calidad de vida.
También muchas personas que padecen la enfermedad pueden tener altos niveles de irritabilidad y poca tolerancia la frustración.
Ya que la distimia puede persistir toda la vida, si tenemos cerca personas retraídas, con dificultades para sociabilizar, que frecuentemente se quedan en casa y que a la vez se irritan fácilmente, podríamos pensar en animarlas a acudir a un especialista para, si es así, hacer un diagnóstico de este trastorno crónico.