
La mayor parte de nosotros estamos equivocados cuando nos ponemos en la situación de donar médula ósea. Creemos que nos van a pinchar en la columna porque confundimos la médula ósea con la médula espinal.
En el 70% de los casos la donación se hace por sangre periférica y esta se suministra el paciente con una transfusión.
Pero tenemos miedo de donar y esto tiene que ver con el dolor. Si pensamos que algo nos duele seguramente nos va a doler mucho más.
El miedo genera una respuesta en nuestro cerebro, poniendo en alerta nuestras defensas, esto conlleva un gasto de energía, por lo cual nos empezamos a sentir con menos fuerza, o sea, cada vez peor y como tenemos más miedo aún, el cerebro lo reinterpreta como un agravamiento de la posible dolencia..
Así, cuanto más miedo tengamos, más imaginamos lo que duele, en una espiral que, al final, nos impide donar. Dejemos el miedo a un lado, pongámonos en el plano de la realidad y pensemos que donar es una simple transfusión que puede salvar una vida.