
Muchas veces miramos reportajes o leemos acerca de la soledad que existe en nuestra sociedad. Pero yo creo que la soledad ha existido siempre. Quizás la vida en grandes ciudades la propicia, pero siempre ha habido personas que han vivido aisladas por voluntad propia, por su personalidad, o también por circunstancias de su vida y su sistema de comunicación. A veces hemos escuchado que la soledad es una epidemia de nuestro tiempo, esta es la soledad no deseada.
Sentirse sola o solo no es lo mismo que estar en soledad con uno mismo, a veces, durante un tiempo que uno elige. Esta soledad buscada, que puede ser un tiempo de reflexión y de silencio o simplemente de hacer cosas en la vida cotidiana sin que nadie nos interrumpa es una soledad sana y agradable. Soledad buscada que no genera angustia ni ansiedad.
Existe un perfil típico de soledad no deseada que es el de las personas mayores que son las que a veces más sufren porque van perdiendo su entorno, amigos, apoyos y contactos sociales, ya sea por fallecimientos y enfermedades o por dificultades sociales . La angustia del aislamiento social no es exclusiva de los mayores. se puede sufrir en la infancia y también en la adolescencia, no hace falta ser un adulto para sentirla.
La soledad escogida puede servirnos para reflexionar, para darle distancia a las cosas para estar con nosotros mismos y hacer un ejercicio de introspección que pocas veces realizamos en nuestra sociedad actual. Diferente es que una persona pueda sentir que no tiene ningún apoyo, que no tiene a nadie con quien contar.
El problema importante es la soledad no deseada, porque como somos seres sociales, cuando esto ocurre, hay otras cosas que también fallan pueden empezar los problemas de relaciones , psicológicos y también los problemas de salud. Sentir esta soledad a veces no tiene que ver con estar rodeado físicamente de otras personas, sentir que uno no tiene a nadie cercano emocionalmente es lo difícil.
Dice Guillermo Fouce estos días, en una publicación del Colegio de Psicologia de Madrid : “La soledad no deseada es o debería ser un problema de todos, empezando además por el Estado, por desarrollar formas de medirla, analizarla e instrumentos de intervención sobre ella evaluados adecuadamente, así como recursos suficientes para dar respuesta. Resulta hoy una prioridad inexcusable si queremos mejorar la calidad de vida de los y las ciudadanas. “
“ Se trata por tanto de adaptar nuestras formas de intervención, de reconstruir espacios colectivos, reconstruir la buena vecindad, la ciudadanía, fomentar el apoyo social y el apoyo mutuo como dimensiones fundamentales y protectoras mediante la implementación de programas fundamentados y evaluados basados en la evidencia.”
Así que lo sano sería fomentar este apoyo social con actividades y programas comunitarios para que quien sienta esta soledad no deseada, con frecuencia las personas más vulnerables, pueda dejarla atrás .