
Ya sabemos, en cuanto empieza un nuevo año, la mayoría de nosotros nos hacemos una serie de “buenos propósitos”, ¿Por qué hacemos esto? Parece que el comienzo del año es un buen momento para reflexionar sobre lo que nos gustaría hacer y no hemos hecho. Reflexionamos sobre las cosas por las que nos remuerde la conciencia, las que están sin hacer… Así construimos nuestros nuevos buenos propósitos y no está de más hacerlos. De hecho es una buena opción para empezar el año.
En este caso activamos la actitud humana de ponernos retos y enfrentarlos, lo que supone también tener motivaciones. Esto es algo común a todos los seres humanos y es también un hallazgo relativamente reciente de la Psicología. La necesidad de tener un propósito, enfrentarnos a los desafíos y superar las dificultades para conseguir un objetivo, es algo que todos compartimos.
Pero debemos hacer algo más que proponernos con fuerza los retos en Enero, los expertos dicen que el 80% de los propósitos que se hacen a principios de año no se cumplen, así que deberíamos asegurarnos y fijarnos unas metas.
Estas metas deberían ir aumentando de mes en mes. Por ejemplo me propongo nadar dos días a la semana y empiezo con 15 largos y luego voy subiendo a 20, a 25… Es decir, voy aumentando el ritmo de mi tarea, no se trata del primer día nadar 50 largos, se trata de tener una meta al final del año he ir superando pequeñas metas mes a mes.
Éstas pequeñas metas son mucho más fáciles de cumplir que una meta elevada que pongamos en Enero para todo el año. Por supuesto que hay cosas que se deben hacer de una vez, como por ejemplo dejar de fumar, pero para esto también hay pasos como ir al centro de salud, acudir a sesiones impartidas por un experto, leer un libro sobre el tema…etc.
No cumplir las metas causa frustración y malestar, por eso las metas deben ser siempre realistas. Si corremos debemos esforzarnos por alcanzar mejores marcas a lo largo del año pero lo que no podemos hacer es que nuestra meta sea ganar la maratón de Nueva York porque es muy probable que fracasemos y esto, el fracaso, ya sabemos que nos hace sentir mal.
Aunque el inicio del año nos de energía, empuje y euforia para ponernos en marcha, no debemos dejar de tener una visión clara de lo que queremos y de nuestras capacidades para lograrlo.
Para tener resultados satisfactorios deberíamos reflexionar tranquilamente sobre lo que deseamos y lo que necesitamos y apuntar lo que nos proponemos hacer, nuestras metas, nuestros buenos propósitos. Además las metas es conveniente que sean revisables mes a mes, por lo que examinaremos nuestros apuntes mensualmente y los iremos adaptando a la realidad de lo que vayamos consiguiendo. De este modo será más fácil conseguir éxitos . Suerte!!